Como filosofía de vida y sentido de nuestras vidas, por los motivos que vemos a continuación…
- Con el término de globalización hemos entrado a una nueva dimensión en la historia de la humanidad, con las esperanzas y retos que comporta una situación sin precedentes históricos, donde en nuestro mundo las telecomunicaciones hacen la función de sentidos de un organismo vivo, facilitando información inmediata de lo que está sucediendo en cualquier lugar de la Tierra… Pero sin embargo dicha situación, nos permite acceder y diversificar la información, también comporta el acceso a estados de agitación política, económica, medioambiental y espiritual sin precedentes, donde instintivamente vemos que la tecnología no ha resultado ser el hada madrina que nos prometía un mundo mejor y contrariamente, hemos sido conscientes de los peligros que crea nuestro comportamiento cultural occidental y subsidiariamente mundial. Siendo objetivos, estamos al borde de destruir nuestro hábitat, imponiendo una deuda medioambiental y por tanto económica y social a las generaciones venideras. Al mismo tiempo las estructuras geopolíticas se van desmoronando, sin que por el momento ofrezcan alternativas factibles a la población mundial y con un riesgo real de neofudalización global.
- No obstante, olvidamos que gran parte de dichos problemas son reflejos de estados interiores nuestros. Por ejemplo, la confusión política nace de la pérdida de confianza e interés y el olvido de los representantes de la ciudadanía, creando una confusión mental y emocional que repercute en el resto de la sociedad. La decadencia ambiental refleja a su vez una degradación moral y espiritual de la condición humana, tal como han tenido todas las civilizaciones y tribus humanas
- Las grandes religiones -codificadoras espirituales y emocionales de la humanidad- se han convertido en estructuras exteriorizadas y maquinizadas a través de sistemas de creencias determinadas. Ello ha provocado que gran parte de la humanidad busque una respuesta al vacío espiritual retrocediendo ha versiones toscas y fundamentalistas de las grandes religiones, o simplemente eliminando la creencia en un trascendente.
- Otras personas abrazan la pseudoespiritualidad del movimiento New Age, depositando su fe, emociones y esperanzas en mensajes encauzados que proceden de supuestos entes, maestros ascendidos, maestro/as espirituales, hermanos del espacio o recién formadas pautas energéticas para favorecer el cambio a una nueva conciencia. También encontramos que se busca el rejuvenecimiento espiritual en sistemas mucho más válidos, pero también más exigentes con el ser humano y sus limitaciones tales como algunos sistemas orientales, sistemas de meditación y de práctica espiritual basados en la espiritualidad oriental.
- Con todo ello no quiero juzgar determinadas creencias o la libertad de elección de las personas en depositar sus sistemas de creencias o valores en unas determinadas formas de expresión transcendental, pero si reivindico el espíritu crítico de las personas como forma de libertad. Pero al margen de estas consideraciones, hay una realidad palpable reflejada mediante la reacción social contra los avances científicos y la visión conductista de carácter neo-colonial de gran parte de la comunidad científica, empujando a muchos seguidores de la denominada “New Age” a rechazar todo rigor y discernimiento, -por tanto con una profusión de información incorrecta y confusa, provocando la creencia en soluciones casi milagrosas, sin ningún fundamento y lo que es peor, desvirtuando el mensaje codificado que nos brinda precisamente la propia Naturaleza, mediante diversas formas que iremos viendo-
- Gracias precisamente a la heterogeneidad del denominado movimiento “New Age”, también se ha aglutinado en el mismo formas sensatas, que han propiciado dar un núcleo de coherencia en el intento de resucitar las dimensiones más intuitivas del ser humano y su interrelación con la Tierra, ya sea mediante diversas técnicas -experimentales y por tanto nuevas o mediante la recuperación de técnicas ancestrales- con el valor añadido que en diversos casos tiene, el hecho de haberse realizado un trabajo previo de carácter antropológico y etnográfico, omitido por diversas disciplinas científicas.
- Ello ha abierto la puerta a formas de saber residuales y locales -en muchos casos a punto de desaparecer y en otros ya desaparecidos- Estas formas, inconscientemente han codificado unas formas de saber ancestrales que recuperadas, adaptadas y combinadas con conocimientos científicos a nuestra vida actual, son perfectamente válidas para afrontar los cambios que la humanidad se encuentra en estos momentos. Por todo ello desde esta web, quiero acercar una alternativa basada en el hecho de ser depositario de una de esas formas o visión ancestral, cuyos orígenes se sitúan probablemente en el Neolítico y su posterior estudio y adaptación a nuestra sociedad, todo ello dentro de un marco referencial de carácter sistémico.
