Las artes de lucha civil

Actualmente, con el término “arte marcial” se designa cualquier técnica de lucha genérica de origen asiático y que, mediante la irrupción cultural de dichas técnicas en Occidente a partir de la década de los 60 del pasado siglo, se ha popularizado a todos los niveles de forma mundial. No obstante, olvidamos la existencia de artes marciales propias de Occidente y que tanto para designar las de Occidente como las Orientales no es del todo correcto, dado que dichas artes pueden designar formas de lucha civiles y militares, exhibiendo diferencias no solo en su ámbito de aplicación, sino también en sus técnicas, tácticas, armas y entrenamiento. Por ejemplo, el antiguo leñador de los bosques pirenaicos se pasaba horas ejercitando con el hacha de podar –similar al “Tomahaw indio”- ante un tronco de ejercicio, ensayando un golpe transversal lateral. Debía fortalecer sus músculos y dotar el golpe de precisión y con la práctica no solo cumplía con dicho objetivo, sino que además desarrollaba una respuesta biomecánica, que facilitaba la adecuada ejecución dela técnica, en medio de la atmósfera estresante del combate.

Pero en una sociedad ya jerarquizada, ¿cómo aparece unas técnicas determinadas, pensadas para enfrentamientos cotidianos y mayoritariamente con herramientas de uso civil? La respuesta la tenemos en dos vertientes diferentes: por un lado, los diferentes oficios y formas de ganarse la vida de diversas personas -especialmente en el mundo rural-, hacen que los enfrentamientos con otros grupos humanos o con fieras y depredadores diversos hagan evolucionar las técnicas de lucha a partir de dichas herramientas en situación de armamento, el cual por si mismo es caro, no es fácil de adquirir y en diversas épocas, la tenencia del mismo podía significar la muerte para el poseedor. Por otro lado y en relación a este último punto, en diversas épocas pasadas y especialmente en el feudalismo, los señores o gobernadores locales, al pertenecer a un estamento superior prohibían el uso de armas al resto de la población, con excepción de la élite constituida por la clase guerrera profesional.  A raíz de ello, «al civil” no le quedaba más remedio que desarrollar sus propios sistemas de lucha, ajenos al campo de batalla y con la finalidad de utilizarlo de protección en la vida cotidiana, al margen complementario de su utilización en el campo de batalla. Sin embargo, debemos de tener presente que a lo largo de diversas épocas, los civiles han tenido que enfrentarse a hombres entrenados para el combate, que intentaban hacerle daño por lo que no le quedaba más remedio que pelear, echando mano de las técnicas que conocía. Evidentemente cuando esto ocurría, se encontraba en desventaja porque sus armas y sistemas de lucha es para su protección personal y no para combatir con fuerzas militares disciplinadas. Cabe añadir además que el concepto disciplinario era y es a grandes rasgos el mismo y con ello se perpetua la esencia del combate y la agresividad necesaria para ello; por lo que un practicante de un sistema de lucha civil, con el entreno y estimulo apropiado podía adquirir las competencias necesarias y los conocimientos para un sistema determinado de lucha, de carácter militar.

El palo o tranca, el arma más antigua y polifacética

En las sociedades de épocas pasadas era habitual portar armas, dado que en la mayoría de las sociedades occidentales antiguas – y en Oriente también ocurría lo mismo- el hecho de que una persona corriente pudiera portar armas le permitía aparte de su utilización en su defensa, valer simbólicamente sus derechos sociales ante la comunidad y los poderes fácticos del lugar. Por ese motivo y salvo la excepción de los ejércitos profesionales, en Europa hasta bien entrado el Renacimiento se solía recurrir al pueblo llano cuando se necesitaba personal para engrosar un ejército.

A mediados de la Edad Media, empezaba a predominar un cierto “arte” o enfoque de escuela de carácter sistémico tanto a nivel civil, como militar. Dentro del ámbito civil destaco dos formas centradas en sus respectivas ubicaciones y medios en donde se solía desarrollar la vida de los integrantes de las mismas… Por un lado las enseñanzas marciales vinculadas a oficios del entorno rural –pastores, carboneros, leñadores, agricultores, etc…- en donde obviamente el arte de la lucha civil estaba vinculada estrechamente con el medio natural en donde se desarrollaban las actividades cotidianas de dichos colectivos, así como el manejo de determinadas herramientas como armas. Por otro lado, tenemos a los gremios urbanos, en donde nace, se crea, se perpetua y se innova unas determinadas artes marciales vinculadas estrechamente a la transmisión del conocimiento y la formación de los aprendices dentro de los gremios de oficios. Así por ejemplo tenemos a los gremios de la ciudad de Marxbruder-formado por caldederos, zapateros, orfebres, etc. –  como una de las escuelas medievales más reconocidas y prominentes en las técnicas de lucha civil; o los gremios de la ciudad de Barcelona –probablemente uno de los más antiguos de Europa- en donde cada gremio desarrollaba su propia técnica marcial, teniendo una efectividad tal  que ya en la guerra de Sucesión Española integraron la “Coronela” , la cuál era una unidad de élite integrada en su totalidad por miembros de los gremios barceloneses, destacando en los enfrentamientos cuerpo a cuerpo en la defensa de Barcelona contra las tropas borbónicas en 1714.

Contragolpe ante ataque de guadaña. De un tratado del siglo XVI

Finalmente cabe citar que en las próximas entradas analizaremos dichas artes de lucha civil, si bien como colofón previo cabe tener en cuenta que podemos dividirlo en tres apartados diferentes…

  1. Armas y herramientas civiles -bastón, guadaña, hoz, hacha, mayal, etc…-
  2. Método de mano vacía y bloqueo del adversario
  3. Deportes y actividades lúdicas y de combate –boxeo, luchas amistosas, baile de bastones, etc…
Categorías Arte marcial

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