Como habéis podido imaginar, para todas aquellas personas del mundo rural que nos precedieron y que formaban parte del mundo “ecland” expuesto en esta página, la naturaleza fue y es la principal formadora –no solo del espíritu y pensamiento, sino que a efectos prácticos y dentro de los propios oficios que desempeñaban los ecland; dado que los mismos estaban generalmente muy ligados a la naturaleza y el campo- Incluso los pueblos de la antigüedad clásica veían en la naturaleza la mejor escuela para inculcar a los jóvenes el sentimiento de sacrificio y abnegación. Con posterioridad, algunos personajes célebres tales como Alejandro Dumas padre o Rousseau postularon atrevidas teorías, en las que proponían la educación de los niñ@s mediante el contacto íntimo con la Naturaleza. En este artículo no pretendo hablar de si los niñ@s eran educados dentro del marco de la filosofía ecland, sino hacer unas líneas relativas a la reflexión de cómo podemos plantear una pedagogía en consonancia con la Naturaleza, aplicada a los niñ@s.
Nuestros pequeño/as son la clave de la evolución y progreso de futuro de cualquier sociedad, por tanto han de ser motivo especial de atención y dedicación durante el desarrollo psíquico y físico. Ell@s precisan de una armonía espiritual externa para comprender el entorno que les rodea, el cuál al venir de la Naturaleza produce un acercamiento a la misma y facilita su propia integración. A partir de aquí desarrollan su sociabilidad desde una perspectiva más abierta, ya que el contacto positivo que ofrece el entorno influyen el desarrollo de sus afectos en un medio afín, proporcionando además una participación activa en los propios procesos que nos brinda la Naturaleza –formando parte de la misma y obteniendo información de forma adecuada a su mente, edad y evolución-

Pensemos que la naturaleza humana está muy ligada al medio del mundo en que vivimos; así la percepción se vuelve en un proceso que relaciona directamente el conocimiento con el mundo que nos desenvolvemos. De esta forma, los primeros contactos del niño/a con el entorno físico quedan en gran medida mediatizados por las personas que cuidan del mismo y que son los responsables directos de su educación. Más tarde el niño/a aprende observando lo que tiene ante sus ojos –comienza a disfrutar de los estímulos naturales, olores, aromas y vida- Disfrutará de las flores, estrellas, bosques y de las titilantes mariposas, así como de los pequeños animales que crecen y se desarrollan en las charcas… Cualquier forma inspirará su creatividad artística y su expresión emocional -por citar un ejemplo, mediante los diferentes sonidos armónicos de la naturaleza descubrirá la música… que por cierto, tiene efectos psíquicos beneficiosos para el/la niñ@ ayudando entre otras cualidades a establecer un orden personal interior… clave para cualquier aprendizaje- ayudando a su vez a adquirir seguridad en sí mismo y aprendiendo a gestionar los estados de ansiedad o los desajustes afectivos & emocionales.


En suma, el acercamiento del/a niño/a en los sentidos de la Naturaleza facilita la comunicación entre los mism@s y los adultos y procura un ambiente psíquico apropiado para sentirse más abierto y espontáneo, donde obviamente su salud mental está garantizada. Todo lo afirmado no es una mera elucubración, ya que, si observáis a los niñ@s de ambientes rurales, los mism@s y al margen de sus rasgos de carácter, han adquirido valor ante la soledad, salud y una capacidad de amor hacia la vida llena de emociones y sensaciones cotidianas. Comparado con un niñ@ urbano, est@ tiene menos facilidad para estar solo y se aburre ante la vida y los estímulos sencillos.

Como podemos aplicar esta visión a la pedagogía? ….básicamente con el primer de todos los estímulos: observación y posteriormente la descubierta del entorno, donde el niñ@ adquiere formación estética y creatividad, la cual le permitirá disfrutar de los goces de la vida, desarrollando conocimientos –ya sean prácticos o estéticos- y con ello el sentido de la libertad y de formar parte de todo un sistema de interacción natural. Por ello insisto en la riqueza que puede aportar la naturaleza -desde el estudio de las rocas y los minerales al desarrollo de la narrativa y la imaginación, pasando por la descubierta del firmamento, las plantas, los animales, el clima y las relaciones humanas como el compañerismo el respeto a los demás- En este punto es muy importante los juegos grupales y actividades en grupo, como los talleres, acampadas y excursiones…

Con ello, la transición de niñ@ a adolescente deja un espíritu abierto orientado fácilmente a conceptos más elevados….
