A igual que ocurre con la Arqueología, la Antropología es una disciplina científica nacida del deseo de comprender y estudiar la evolución humana en relación a la sociedad y la cultura de unos determinados grupos humanos, la cuál a nivel genérico y por la evolución dicha disciplina -a fin a la arqueología- tiende a desarrollar un carácter etnocéntrico, de acuerdo con una concepción de “centro & periferia” y en relación a la posición de dominación de la civilización que desarrolla dicha disciplina respecto al resto de las culturas humanas. No obstante uno de los aspectos más remarcables que se le escapa a la corriente más ortodoxa de la antropología, es el hecho de que una misma civilización pueden cohabitar diversas culturas, aunque por ello siempre existirán unas pautas de cohesión entre dicha civilización.
Dentro de la misma disciplina existen diversas clases y especializaciones, siendo la antropología social y cultural la que mejor ha intentado liberar el concepto de civilización de juicios de valor condicionados por la civilización y filosofía imperante. De hecho la definición de Edward B. Taylor en su obra de estudio de las civilizaciones primitivas, hace un acercamiento a nuestro forma de ver dicha disciplina -a pesar de la corriente victoriana de la época que fue escrita la obra- en su definición de cultura o civilización: “cultura o civilización tomada en un sentido etnográfico, designa el conjunto que comprende al mismo tiempo, las ciencias, las creencias, las artes, la moral, las leyes, las costumbres y otras facultades y hábitos adquiridos por el hombre en estado social...” En resumen, la cultura humana para la antropología es el proceso y el resultado de la transformación que los humanos sobre la naturaleza, desde el trabajo y la técnica, hasta las artes, la filosofía y el pensamiento, sin olvidar las relaciones concretas entre sus miembros y un elemento físico determinado, ya sea el propio medio natural o el medio artificial creado.

Desde la filosofía Ecland, la forma de interpretar la ciencia antropológica nos hace enfocarlo desde el estado más básico, siguiendo el binomio tradicional de ciencia y con una interactividad absoluta con el resto del sistema implicado…
Ciencia básica = Ciencia aplicada =Tecnología & Conocimiento
Y obviamente nos lleva como cualquier expresión ideológica o científica a que nos remitamos contiene en esencia una filosofía oculta o subyacente determinada.
Para entender mejor nuestra óptica cabe situarla en el contexto individual apropiado y posteriormente en el contexto grupal o de la comunidad. Por un lado tal como hemos visto en otras entradas, la observación y percepción individual nos hace ver que todos los elementos que nos rodean de alguna manera o otra están interconectados y ello nos lleva a matizar una dimensión en que aspectos temporales, éticos, religiosos, filosóficos y sociales dejan de tener una separación para integrarse en un todo entrelazado y con unas concepciones afines a la naturaleza y a otras alternativas, tales como otra dimensión científica -que no obstante para ello debemos abordarlo desde la ciencia básica- Por otro lado tenemos unas tradiciones, prácticas y filosofía de carácter ancestral, que una vez depurada de la teatralidad mística y ubicada en el contexto específico tradicional y su interacción con el medio, el pensamiento y las sensaciones, nos acercan a una nueva dimensión humana, basada en la interacción y la comunicación con diversos elementos del entorno natural, medio y paisaje, incluida las sensaciones experimentadas con respecto a las formas de expresividad filosófica, pensamiento y sensaciones de nuestros ancestros.
No obstante para comprender la dimensión real de este último apartado, cabe ver de dónde vienen las fuentes de esta forma de vida; forma de vida que como hemos dicho, cuentan con una filosofía subyacente y cifrada en la transmisión oral, lo que provoca confusiones y paralelismos con otras tradiciones de otras zonas del planeta, pero que en esencia podemos resumir a una tradición y metodología de enseñanza oral, basada en un primer estadio en fuentes de origen proto-céltico, céltico, e incluso estadios anteriores en fuentes anteriores a la extensión cultural del mundo céltico e ibérico, sumergiéndose en un origen remoto, casi a los mismos albores de la humanidad…

FORMA DE PENSAMIENTO
Al considerar la relación de mitos y tradiciones al respecto, no debemos olvidar que estas se originan como fábulas que tratan de explicar algo hecho acaecido de especial importancia para la comunidad, hechos de carácter científico & tecnológico que se pierden con el transcurso de las generaciones, interpretándolas en función de la transmisión oral y del contexto del emisor de la misma y su ubicación dentro del contexto de comprensión de la comunidad y hechos que explican los orígenes del mundo, de un pueblo, de los humanos, los dioses, etc… y que habitualmente sientan las bases del comportamiento y ética de la comunidad. Todo ello nos da la siguiente conclusión inicia: los diseñadores y transmisores iníciales formaban parte de aquellos que dominaban los aspectos religiosos, mágicos y científicos de la sociedad original, pero que con el transcurso del devenir se añadieron nuevos elementos y dejaron de ser propiedad de una élite determinada vinculada a formas de religiosidad, transmitiéndose de una forma más popular mediante narradores callejeros, bardos, trovadores, carboneros, leñadores, curanderos, visionarios y religiosos itinerantes, etc… y que estos a fin de transmitir el mensaje de una forma más amena, embellecían las historias y destacaban los elementos más populares del momento…
Uno de estos actores que transmitieron dicha tradición y filosofía, se trataba de una serie de “Bosquerons” o personas que habitaban y trabajaban dentro en los bosques , lo que les permitía pasar desapercibidos, teniendo un contacto directo con el transcendente, mediante su interacción con el medio natural y el bosque en especial. Eran personas con diversos oficios, pero los mismos estaban vinculados con la artesanía, la producción en el sector primario -especialmente en explotación forestal- y formas de medicina arcaica y/o curanderismo, así como en ocasiones de actores ambulantes, maestros rurales, ermitaños o más recientemente en la denominación “hippies” -sin tener una vinculación directa con el movimiento fuera de ser un foco de contacto con el exterior, especialmente con la irrupción de la corriente “neorural” de principios de la década de los 80 del pasado siglo-.

Como he dicho anteriormente la tradición era -y es- prácticamente oral y evidentemente incorporaba muchos elementos al conocimiento original, pero mantiene su cohesión en la transmisión oral; tal vez porque las vicisitudes temporales no habían permitido recopilar la misma y que en según qué épocas podía constituir un peligro para la vida de los transmisores de la misma. No obstante también había una razón -que personalmente la estoy incumpliendo, dado que pienso que en nuestra época actual, la única forma de perpetuar la misma y incidir en los cambios de la sociedad, es adaptándose a los tiempos actuales- Se trata del primer postulado o regla que se aprendía: la materia y el conocimiento considerado sagrado o secreto se transmite oralmente afín de tener un valor ético & místico. Igualmente y a la vez era -y es- por un tema práctico, ya que los que recibían la tradición – llamémoslos a partir de ahora “alumnos”- ejercitaban la memoria y prevenían diversas patologías relacionadas con la pérdida de memoria a medida que envejecemos.
Dentro de la tradición ecland, una de las primeras cosas que se aprendía es que existía una división marcada entre los transmisores de dicha tradición, quedando claro que había unos personajes que eran considerados como “curanders, trementaires i místics/ques” – curanderos y místicos… «trementaires» no tiene traducción al castellano- que ocupaban un escalafón similar a un “druida céltico” y que a su vez estaban ordenados por una forma de congregación que se reunían entre ellos una vez al año. Los mismos orientaban la transmisión del conocimiento en una forma de «escuelas orales«, con algunas diferencias entre un curander@ y otr@, pero supervisando directamente la selección de alumnos y la transmisión de la filosofía ecland. Había, lo que yo identifico como un escalafón diferente en la persona de los “visionaris/es” i “endivinaires” – visionari@s y adivin@s- que prácticamente venían a tener atribuciones de videncia – al igual que los “vates” célticos- y a parte de los “Ecland o Eclam” que ya he descrito anteriormente, había la figura del “cantor ambulant”, “músic poeta”, “ trovador captaire” y “bard” o – cantor ambulante, músico poeta, trovador vagabundo y bardo, -tal como suena este útlimo- con atribuciones propias de dicha figura, pero también como custodios de la esencia de los mitos y su interacción con las personas y el medio.

La clave substancial de esta «escuela» radica en la transmisión entre lo seres humanos, por tanto cada figura de las citadas anteriormente cumplía una función determinada, tanto a título individual como en relación al colectivo social. De forma genérica y a título comparativo, una de los grandes problemas de nuestra civilización es precisamente la falta de un eficaz sistema de transmisión -no hablamos desde un punto de vista tecnológico, sino sociológico- que ha provocado una perversión de los sistemas de valores sociales -ética, filosofía, política, ocio y deporte, economía, etc…-
En una próxima entrada, pondré un ejemplo reflexivo de como esa perversión nos ha afectado a todos y como tiene una repercusión primordial en nuestra civilización, desde la perspectiva antropológica… concretamente del valor social llamado economía.
