Introducción… el concepto marcial de la filosofía ECLAND

A pesar de que la figura del Ecland tenía asumida una imagen de guerrero que rozaba la imagen más cercana a un guerrero espiritual -relacionado con ciertas formas de chamanísmo y religiosidad de origen céltico- no deja de ser importante no olvidar el concepto del mismo, dentro de la época que nació y se desarrolló este «tipo de orden», lo cual implicaba un servicio a la comunidad y no solo con un carácter espiritual, sino con la utilización de las armas en caso de requerirse.

Por este mismo motivo, uno de los primeros puntos que se observaba es el desarrollo del carácter , relegando aspectos complementarios tales como la prudencia o la dialéctica a un segundo nivel. Así aspectos como el equilibrio, la valentía, la benevolencia y el amor al prójimo son convenientemente encauzados y potenciados para crear una persona de acción. Como hemos visto la filosofía, el conocimiento natural del entorno y diversos aspectos de la literatura y la poesía, constituían la parte principal de la formación intelectual, pero la esgrima, el tiro con jabalina, la doma y equitación, la supervivencia en la naturaleza, el uso de la lanza y el escudo, la estrategia, la mimetización con el entorno, la lucha cuerpo a cuerpo, la caligrafía e interpretación de los alfabetos sagrados, la ética y la historia entre otras disciplinas, constituían esa otra parte complementaria y necesaria para la formación del individuo/a, sobre todo en épocas pasadas. Así por citar un ejemplo la caligrafía tiene un aspecto muy relevante, dado de que de por si no solo constituyen un pictograma determinado que transmite una idea o descripción, sino que a la vez tiene un valor artístico que nos acerca el concepto de eternidad, pero además constituye una aplicación psicomotriz del conocimiento anatómico de los dedos y las manos, con carácter ofensivo o defensivo.

Igualmente, y por esos motivos, junto con las privaciones que comporta una vida dentro de dicha filosofía, se desdeña el dinero y se valoraba como únicamente un recurso determinado para acceder a otro recurso cuantificable, sobre todo teniendo en cuenta que la acumulación de riquezas hacen relajar al ser humano y hacen que este pierda sus valores y ética en aras a sentirse diferente y superior con respecto a la comunidad -y por tanto la virtud del ser humano-

Como hemos dicho la formación de carácter militar adquiere una importancia y dimensionamiento principal en el desarrollo del carácter y ello se simboliza por la importancia que adquiría la espada en la vida y ajuar del Ecland, como símbolo emblema de totalidad y de su propia alma. Para el/la mismo/a es símbolo de responsabilidad, lealtad, honor y es por eso que ocupaba un lugar especial y de respeto en los objetos y casa de un Ecland -que de echo cualquier comentario sobre la misma fuera de tono, en un pasado no tan remoto se considera una grave afrenta y burla- No obstante no debemos pensar que así se justifica el uso y ostentación de la misma sin sentido, ya que ética y moralmente se hace inca-pie en su uso adecuado y se denuncia y aborrece su mal uso, sobre todo si esta no es necesaria que se mostrase su presencia -incluso en según qué situaciones agresivas y o agresiones directas la persona dueña de sí misma sabe cuándo es adecuada usarla y para qué, y esos momentos realmente se dan muy raramente a lo largo de la vida- Es decir que la premisa de la “mejor victoria es la que se obtiene sin derramamiento de sangre” demuestran que al fin y al cabo la formación marcial del Ecland no es el combate y el enfrentamiento en sí, sino el salvaguardar la paz de la comunidad y utilizarla solamente ante una adversidad importante o ante la propia amenaza y aniquilación de la comunidad.

A pesar de que de un modo racionalista podemos pensar que  es una contradicción lo anteriormente expuesto y desde la perspectiva de como una técnica de carácter marcial puede convertirse en un instrumento de paz, la realidad es que la destrucción y el caos alumbran una visión filosófica con los principios del Universo y armonía… Un/a guerrero/a tiene más posibilidades de conocer el verdadero amor a la vida, que aquel que por desgracia conoce la realidad de la muerte? Quién puede comprender mejor la miseria moral del conflicto, los ciclos  de las venganzas y afrentas, las luchas para y por  el poder… sino aquel que ha estado sumergido en las mismas o aquel que ha sido entrenado/a en las técnicas de lucha? … de hecho en medio de la  pobreza espiritual de los conflictos, encontramos algunas comprensiones más ricas hacia el camino de la armonía y la paz, dado que muchas veces la percepción espiritual es adquirida a costa de ver el sufrimiento y la aplicación práctica de las técnicas guerreras. La mayoría de aquellos que se vieron embrollados en conflictos y combates, no fueron capaces de liberarse de la ira y el temor a la muerte junto con sus repercusiones, en sus propias acciones violentas; cosa que el entrenamiento marcial de los Ecland y el principio de servidumbre a la comunidad, contienen las claves para escapar del conflicto personal y del derramamiento de sangre gratuito.

El Ecland que fue entrenado como tal, no lucha llegado el caso por matar o servir intereses, sino que tal como hemos visto luchaba por unos fines más elevados como la protección de su propia vida, su gente, el entorno o todas ellas… por tanto el arte de la espada estaba dedicado a la consecución de dos ideas opuestas, que sin embargo corresponden a las dos caras de la existencia -vida y muerte-… la preservación y la destrucción de la vida. Eso a su vez desarrolla una visión que en apariencia sostiene otra contradicción: el hecho de tener un compromiso tan grande con su propósito que hace que su vida carezca de valor; es decir que llegado el caso y de requerirse, sacrificaría su propia vida para conseguir la aniquilación de aquel o aquellos que amenazan violentamente al mundo que se ha comprometido a preservar. Sin embargo y de forma paradójica, cuando se alcanza este grado de compromiso y determinación, se alcanza un estado mental que se obtienen más posibilidades de vivir, dado que al aceptar que la vida y la muerte son iguales en todas las personas y es lo único que se puede hallar en juego en una confrontación, se acepta la inevitabilidad de la propia muerte y se libera del temor a morir, siendo consciente del verdadero valor de la vida y como esta le ayuda a una tranquila aceptación del ciclo de la misma -desde el nacimiento a la muerte y su transformación nuevamente en vida- alcanzando una serenidad interior y una determinación que le permite conservar la vida y comprender la importancia de su significado. Esa experiencia implicaba que en el pasado, los Ecland a igual que las sociedades pasadas, habían aguantado penalidades y un grado de iluminación, forjado a base de duras experiencias de guerra y enfrentamientos en los cuales esos hombres y mujeres aprendieron el vacío espiritual del combate -en medio de la muerte, descubrieron la belleza de la vida- Aprendieron que el enfrentamiento físico es un reflejo de un enfrentamiento interior y que el matar a un enemigo, equivalía al suicidio espiritual. La verdadera victoria estaba en evitar la confrontación y en el perdón al enemigo, el cual a su vez era la salvación de la propia vida, permitiendo cerrar heridas y crear la fuerza espiritual para perdonar y amar al que ha sido nuestro enemigo.

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