Como hemos visto, la tradición Ecland implica una gran riqueza cultural vinculada a formas de expresión espiritual arcaicas, que a su vez están vinculadas a la pertenencia dentro de un marco sistémico en la Tierra, los ciclos naturales y…además con un arraigue en la creencia en que nosotr@s formamos parte de dichos ciclos. Como consecuencia y como seres vivos con residencia de conciencia, necesitamos de tarde en tarde reforzar esos vínculos con el orden natural, tanto de la Tierra como del Universo que habitamos. A continuación, veremos algunos rituales –muchos de ellos ya olvidados, perdiéndose con ello su sentido inicial…
Ofrenda del Manzano
Uno de esos rituales –que se solía hacer en el punto álgido del Invierno, entre la Epifanía de Reyes y San Antonio, o lo que es lo mismo entre el 6 y 17 de Enero de nuestro calendario- consistía en dos partes muy diferenciadas entre si…
- Por un lado, se cogía un trozo de pan duro o pastel de manzana y se empapaba en Sidra o zumo de manzanas. Se buscaba un manzano silvestre y se colgaba el trozo de pan o tarta en sus ramas, junto con una carraca, flautín, tamborcillo o tacos de madera entrelazados, lo cual al pasar el viento producía que repicasen y propagasen el sonido.
- Por otro lado, y siempre y cuando las fechas coincidían con la fase creciente de la Luna o con Luna llena, se cogía un balde al cuál se le echaba agua caliente, junto con una cucharadilla de Artemisa seca, otra de Miel –con preferencia por la de Romero-y una pizca de flores secas de Lavanda. Se removía todo ello con una cuchara de madera de Boj y transcurridos 5 minutos –desde que el mejunje hervía, al estar al fuego- se vertía en un vaso de barro. Se bebía la pócima en el momento de estudiar algún asunto personal o bien, al pie del manzano donde habíamos dejado la ofrenda, al meditar o trazar planes sobre el año que acabábamos de estrenar; todo ello deseando mentalmente que dicho mejunje nos transmitiera desde la Tierra que pisamos, la claridad del entendimiento y las soluciones a los planteamientos que teníamos presentes en aquella etapa de nuestra vida.
Clarividencia
De acuerdo a las tradiciones orales de “els Bosquerons” –o lo que es lo mismo y sin que muchas veces ellos mismos lo supiesen, los Ecland- existía una especie de ritual invernal, a fin de ayudar a alcanzar la intuición y clarividencia que habíamos perdido en momentos difíciles. Dado que el Invierno se asocia a la sabiduría y por tanto a la Tierra misma, se hacía un ritual para recuperar ese “poder” perdido, innato en tod@s nosotr@s.

Digital StillCamera
En fase creciente de la Luna se ponía a hervir dos vasos de agua de manantial –con preferencia de algunos muy concretos, por ejemplo, el de la foto- Se añadía una cucharadita de miel y se dejaba enfriar, tomándose como si fuese un refresco mientras deseábamos intuir o adivinar algún aspecto concreto, de especial interés para nosostr@s.
En algunos casos, con esta mezcla se humedecía con un paño los ojos –obviamente cuando dicha “poción” estaba fría- dejando los mismos cerrados unos 10 minutos, al tiempo que meditábamos. Lo cierto y hablando desde la voz de mi propia experiencia, el discernimiento y la intuición se reforzaban de inmediato.
