En el anterior artículo hemos visto como entrenar nuestro cuerpo para adaptarlo y adquirir destreza en el uso del bastón –y por tal, precursor directo de la lanza- así como la aplicación de unos ejercicios determinados, los cuales presentan un trabajo no solo desde la perspectiva física y de la multilateralidad, sino también desde la perspectiva del trabajo de los elementos condicionales –flexibilidad, fuerza, resistencia, velocidad- y la carga mental y psíquica que implica…. En este breve artículo expondremos una técnica determinada de bastón o lanza contra el ataque de una espada, preferiblemente una espada pesada de doble mano o afín, siendo la finalidad principal de esta el corte y no el estoque.
Lo primero que nada es tener presente que antes de hacer cualquier técnica –que a su vez la habremos entrenado hasta la saciedad- , nos hagamos hecho con la forma y el peso del bastón que utilicemos –o en su defecto lanza- Si se trata de un bastón largo el cuerpo ha de aprender a estirarse con cada movimiento.
En definitiva, debemos sentir la extensión del bastón como si se tratase de una extremidad más… Para ello hay diversas técnicas de entreno, tanto físicas como mentales, pero por experiencia propia, sugeriría que centremos la mente únicamente en el espacio de lo que estamos desarrollando –el “aquí y ahora”- y a su vez al agarrar el bastón, centremos nuestra mente en el extremo más alejado del mismo, en los ejercicios que desarrollamos. Es allí donde finaliza nuestro cuerpo y no en el extremo de la punta de los dedos.
También debemos tener presente y como paso previo a cualquier técnica, el deslizamiento de nuestras manos en el bastón: las manos han de estar en contacto permanente con el bastón, pero ello no significa que debamos sustentarlo de una manera rígida y fuerte, sino que con firmeza tengamos la suficiente flexibilidad para permitir deslizar las manos en función del movimiento realizado. Recordemos que, en gran parte de las técnicas de golpeo, se utiliza “el efecto látigo”, dado que al margen de la potencia del golpe –acordaros siempre de expirar el aire al golpear-, aumentamos la velocidad y la energía proyectada en el ataque. Es por ello que, en los cambios de movimiento, las manos han de estar bien relajadas y abiertas, sin dejar la palma de la mano ahuecada, dado que si no ello nos hace perder el pleno contacto con el bastón o lanza y por extensión deja de tener contacto directo con nuestro cuerpo.
Defensa contra espada de corte.
Ya sea desde una posición defensiva con el bastón o una posición de ataque –figura 1- esperamos la reacción del oponente –el cuál por el tipo de arma utilizada y en el caso de la imagen es una reproducción de una Khopesh del antiguo Egipto, nos permite proyectar cómo será su forma de ataque, anticipándonos al mismo-

En cuanto inicia el ataque y por el peso y forma del arma, esta permite dejar un espacio al descubierto entre las manos que sujetan el mango. Por este motivo es importante el entreno y la adquisición de destreza, debido a que nos permite ganar velocidad, capacidad de reacción y sobretodo destreza y precisión en el movimiento realizado.
Aprovechando esa circunstancia pasamos la punta del bastón o la lanza entre el hueco dejado por las manos que sujetan el mango de la espada, deslizando el mismos hacia su antebrazo –izquierdo o derecho, en función de qué lado estemos utilizando el bastón, tal como se parecía en la figura 2-

A la vez avanzamos hacia el contrario, saliendo lateralmente de su línea de ataque, acortando distancia, utilizando la propia inercia del bastón y dirigiendo la punta hacia el suelo. Debido al peso del arma contraria y al hecho de que desligarse una sola mano del mango implica la pérdida del arma y una posible luxación del brazo, el atacante únicamente puede acompañar el movimiento del bastón, por lo que es dirigido hacia el suelo -figura 3- con mayor facilidad si el atacante es robusto, tiene sobrepeso o ser un atacante alto.

El mismo, al estar en una posición de indefensión y haber cedido hacia el suelo –voluntaria o involuntariamente- se aferrará a su única defensa –la espada- e intentará contraatacar en el único movimiento que le permite su arma –figura 4- En ese mismo instante es cuando salimos totalmente de su línea de ataque y con el extremo contrario del bastón o lanza, aprovechamos para golpearlo en un punto vital o bloquearlo, imponiéndonos al atacante –figura 5-


Como practicante de Aikido, no dejo de ver una similitud total a la técnica denominada “Ikkyo” utilizando para ello un bastón más largo que el bastón de dicha disciplina –denominado “Jo”- Por otro lado esto nos permite ver que a pesar de la distancia y las diferencias históricas y culturales, el concepto del movimiento y la conexión con el contrario, a fin de utilizar su propia fuerza y energía en su contra, es una enseñanza Universal que ha sobrevivido de la mano de diversos maestros anónimos en nuestro rural más profundo y también de la mano de maestros como O Shensei Ueshima, el cuál como seguidor del culto Omoto en su juventud, tuvo influencias de diferentes saberes del Japón rural, los cuales probablemente en origen tuvieran un carácter más Universal y ancestral.
