El nuevo imperio y la nueva Barcelona

En la actualidad y en base a los últimos estudios arqueológicos vemos que nuestro predecesor cultural y socio económico, el Imperio Romano, a medida que este se iba engrandando, sus clases privilegiadas disfrutaban de cada vez más de una mejor alimentación, mientras que, por el contrario, el resto de los habitantes del imperio -esclavos o no- se iban empobreciendo alimentariamente en paralelo.

Una de las principales causas fue que el avance del Imperio creo un nuevo mercado comercial -vinculado con las conquistas territoriales- con unos nuevos actores económicos emergentes, los cuales se basaban en la ayuda financiera proporcionada al estado, el cuál inicialmente se basaba en la expansión y conquista de nuevos territorios –financiados inicialmente cubiertos por la clase senatorial-

A medida de que Roma se convirtió en un imperio y se fue haciendo más grande los senadores conservaban el prestigio,  pero no así el dinero necesario para estas empresas, que paulatinamente fue siendo substituida por una nueva élite comercial emergente, interesada en ampliar su fortuna gracias  a la expansión territorial del Imperio. Una vez conquistado nuevos territorios, el Imperio devolvía el dinero prestado en forma de lotes de tierras y grades extensiones de las mismas para cultivar. Como esta nueva élite social de mercaderes no tenían ni la más mínima idea de gestionar bienes provenientes del mundo agrario, delegaban la explotación en una sub élite de administradores -como nuestros actuales consejeros y delegados de grandes corporaciones, financieras y bancos- que sobre todo destacaban en la gestión de los “RRHH” mediante la mano de obra esclava -exactamente como lo que hoy conocemos por el concepto de la maximización del beneficio para los accionistas-  Como resultado de aquella política fue la reducción de los precios de los productos provenientes de los latifundios, tanto que los pequeños agricultores como los pequeños propietarios urbanos -lo que era la clase media hasta principios de siglo-  no pudieron resistir el embate económico, vendiendo sus propiedades a los latifundistas y emigrando a las ciudades, para ofrecer su mano de obra barata en los suburbios que se creaban -en condiciones insalubres y paralelo a los esclavos-De esta forma el Imperio Romano se convirtió en un imperio con dos clases sociales diferenciadas: la élite, reducida y extremadamente glamorosa y depositaria de un gran bienestar y el resto de la población, en lucha continua por su subsistencia, con la única sensación de bienestar depositada en el disfrute gratuito de espectáculos de masas -el circo romano y las carreras de cuadrigas-

Columnas del Templo de Augusto de Barcelonahoy con su foro dentro del patio de un edificio

Si lo exportamos a nuestro contexto social globalizado de nuestro país, los latifundios tendrían su equivalente en las multinacionales de precios bajos por deflación económica, de sueldos por debajo de los 1000 euros y de contratos precarios y de espectáculos deportivos de masas, donde en las gradas VIP se encuentran estas élites para cerrar sus negocios…. Conclusión: nuestra sociedad de libre mercado ha entrado en la dinámica perniciosa de los días del bajo imperio romano…. y al margen de la “Pax Romana” que consiguió el imperio a un altísimo precio, no consiguió evitar la explosión de constantes revueltas sociales -las cuales eran aplacadas sin ningún remordimiento y mucha brutalidad-  y que a la larga influyeron, junto con la devaluación de la moneda romana -Aureo, Sólido y Sestercio- a la desaparición del imperio, muerto por querer satisfacer unos impuestos elevadísimos -impuestos por la élite enriquecida que controlaba todas las instituciones del gobierno del imperio- que la gran clase social sencillamente no podía financiar, por estar en la miseria. Nuestro mundo actual es un reflejo de este mismo escenario, como si fuese algo kármico; pero inmersos en el denominado “ateismo de futuro” vemos los peligros que nos vienen, pero como la mayoría no lo sufrimos no nos lo creemos del todo -justificándolo como teorías conspiro paranoicas de gente desequilibrada-  postergando las acciones correctoras hasta que ya sea demasiado tarde. Si estas grandes corporaciones y los nuevos especuladores macroeconómicos no retornan parte de su riqueza a la sociedad -especialmente de una forma equitativa lo que han sacado con poca reciprocidad de la sociedad en estos últimos años- el bajo imperio romano será una experiencia que nuestros hijos no podrán estudiar en la escuela, sino que posiblemente ellos serán la nueva víctima de la misma situación, sufriéndolo en sus carnes.

Un reflejo humano más próximo lo tenemos muchas veces en nuestros espacios, los cuales no han definido únicamente un territorio en donde hemos nacido, crecido y desarrollado nuestra personalidad y vida cotidiana, sino que también constituye una expresión mágica de nuestro entorno espacial, nuestros ancestros y las personas que como comunidad comparte el mismo… Y en mi caso y como reflejo no solo de mi historia personal, sino de la evolución social de la humanidad es la ciudad de Barcelona, actual emporio mundial y referente cultural y de nuevas tendencias.

Centro de Barcelona con la Basílica de la Sagrada Familia, en el crepúsculo de Junio

La misma tiene una historia plagada de magia y de hechos que la elevarían a los mitos clásicos, siendo sus habitantes y en diferentes épocas sus protagonistas y en donde “el seny” y “la rauxa” –la lucidez y la locura- han alternado los hechos históricos, algunos de ellos cruciales y con repercusión en la historia Universal de nuestra civilización, pero siempre con el común denominador de la defensa a ultranza de las libertades y formas de vida de sus habitantes. Algunos de esos hechos son históricamente conocidos –la destrucción de la ciudad por Almanzor el 2 de Julio del 985 o el asedio y posterior capitulación de Barcelona el 11 de septiembre de 1714, al final de la guerra de Sucesión, que enfrento a partidarios de los Austrias y de los Borbones- Otros no tanto –por ejemplo, la Jamancia, el bombardeo de la ciudad por el General Espartero, la Revuelta de las Quintas, la Semana Trágica o la Huelga de Tranvías- pero siempre como consecuencia de un agravio o injusticia producido en un amplio sector de los habitantes de la ciudad, la cual se revelaba contra ello y siendo reconocida como la “ciudad rebelde

Sin embargo, desde los pasados juegos olímpicos de 1992 y en especial desde 1996 y 1998 hemos visto como la ciudad –con todo lo que configura su concepto, tal como territorio, personas e idiosincrasia- se ha sumergido en una espiral de cambios, primero sutilmente y luego de forma acelerada y vertiginosa en la que ha pasado a ser exactamente lo contrario a lo que había sido, centrándose en la materialidad, la supuesta “calidad de vida” e ignorando los principios y la espiritualidad de los barceloneses predecesores, que se centraban más en el esfuerzo cotidiano y de pertinencia a un determinado barrio de la ciudad, como realización interior. Gracias a esta proyección, la ciudad se ha convertido en un gigantesco escaparate de tendencias centradas en proyectar una sociedad de libre mercado –al igual que el Imperio Romano- y en donde la ciudad es un reflejo de una élite, la cual solo da cabida a la misma o a los que aspiran a pertenecer a la misma. Obviamente y para ello se sustenta en infinidad de personas que realizan las funciones de los ”antiguos esclavos” imperiales al servicio de esta élite –me refiero a aquellas personas que soportan trabajos con sueldos escasos y jornadas laborales inhumanas, al servicio del entretenimiento y servicios de esa “élite”, así como precios de los productos básicos elevadísimos y vida en infraviviendas pequeñas e insalubres, con alquileres elevadísimos y con el lavado de cerebro de ser unos privilegiados al residir en la misma ciudad-

Torre Agbar. Nuevo Icono de la nueva Barcelona

Cada cual tiene derecho a elegir su propio estilo de vida, pero como barcelonés de nacimiento y en base al mensaje que se quiere transmitir desde esta página web, la ciudad de Barcelona nunca había sido un reflejo tan claro de esta suerte de “nuevo imperio romano” ni, se había visto tan afectada por problemas derivados por este nuevo enfoque –ruidos, inseguridad, polución, estrés, gentrificación, etc…- siendo a su vez un reflejo de un grave y acelerado deterioro de toda la estructura social de nuestra sociedad –cultural, político, asistencial, etc…-

Hotel Vela y las masificadas playas de la Barceloneta; antaño barrio de obreros y pescadores y cuna de diversas reevindicaciones sociales

En definitiva, tal vez los barceloneses –entre los cuales ya no me incluyo yo, dado que por todos estos procesos he tenido que “emigrar” o mejor dicho sentirme “expulsado”- tendrían que reflexionar como poder entroncar con nuestro pasado mágico y no vivir de espaldas a nuestros ancestros que configuraron el espacio de la ciudad, sino como integrarlos y vivir en armonía…. Tal vez tendríamos que ser otra vez protagonistas de la historia en lugar de dejarnos arrastrar por ella, antes de que sea demasiado tarde y que el deterioro y la posible combinación de cambios sociales, medioambientales y geopolíticos, hagan que para las generaciones futuras Barcelona sea un recuerdo, como lo es actualmente Menfís, Babilonia, Assur, Corinto o Cartago.

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2 comentarios en “El nuevo imperio y la nueva Barcelona

  1. Avatar de Begoña

    Totalmente de acuerdo con el autor del artículo. La ciudad de Barcelona está cambiando para peor. No se puede decir que sea una ciudad amable con sus habitantes y ciudadanos de siempre.

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    1. Avatar de ecland

      Muchas gracias por tu aportación. Espero que el artículo sea motivo de reflexión personal y entre todos veamos cuál es el futuro que queremos construir, especialmente los ciudadanos de dicha ciudad, la cuál tradicionalmente ha sido modelo de ideas vanguardistas y reivindicaciones vecinales

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